domingo, 31 de enero de 2016


LOS ESTILOS 

A fin de crear un determinado estilo, los diseñadores se valen de cinco elementos básicos: el color, la forma, la caída, la textura y el equilibrio de la línea (que incluye todos aquellos rasgos de la prenda que embellecen la silueta). Las opciones que ofrecen estos cinco factores a los diseñadores y modistos se han multiplicado a lo largo de los años. En el antiguo Egipto, por ejemplo, se producía lino transparente, un tejido ideal para los climas cálidos y que gozaba de gran popularidad. Como resultaba difícil teñirlo, solía ser blanco, color que obtenían mediante un proceso de blanqueado. Los egipcios hacían pliegues en la tela para crear prendas con agradables drapeados y formas. Así nació uno de los estilos más duraderos de la historia.

En el siglo primero de la era común ya se disponía de tejidos de distintos tipos y colores. Los romanos acaudalados importaban sedas de la India o de la China, pese a que el transporte encarecía tanto la tela que se vendía al mismo precio que el oro. Otro género muy apreciado era la lana teñida de Tiro, que podía llegar a costar 2.000 denarios el kilo, lo que equivalía al salario de seis años de un trabajador de término medio. Gracias a los nuevos tintes y tejidos, las mujeres romanas adineradas podían llevar estolas —túnicas largas y amplias— de algodón azul de la India o seda amarilla de la China.

Aunque cada cierto tiempo surgían nuevos estilos, antiguamente era fácil que una prenda costosa estuviera de moda toda una vida. Los cambios se producían con lentitud y, por lo general, afectaban solo a la nobleza. Sin embargo, con la llegada de la revolución industrial, la moda empezó a influir también en el modo de vestir del pueblo.

Durante el siglo XIX surgieron industrias que vestían tanto a ricos como a pobres. Además, se multiplicaron las fábricas de tejidos de algodón y de lana, por lo que los precios de las telas bajaron. La invención de la máquina de coser abarató mucho la producción, y los nuevos tintes sintéticos ofrecieron una gama de colores mucho más amplia.

Los cambios sociales y tecnológicos facilitaron aún más a la gente la adquisición de ropa. En Europa occidental y en Norteamérica había más dinero para gastar. Hacia la mitad del siglo XIX se publicaron las primeras revistas femeninas, y poco después, los grandes almacenes comenzaron a vender ropa de confección de tallas estándar. En ese mismo siglo, Charles Frederick Worth organizó por primera vez desfiles de modelos con el fin de despertar el interés de posibles clientes.

La aparición en el siglo XX de nuevas fibras sintéticas como el rayón, el nailon y el poliéster ofreció a los manufactureros una selección de tejidos más variada. El diseño asistido por computadora facilitó la creación de nuevos estilos, y la globalización hizo posible que las tendencias más recientes se observaran simultáneamente en las calles de Tokio, Nueva York, París y São Paulo. Al mismo tiempo, los diseñadores y los fabricantes han hallado nuevos modos de promocionar sus productos.



jueves, 28 de enero de 2016

COCO CHANEL

Coco Chanel

(Gabrielle Bonheur; Saumur, Francia, 1883 - París, 1971) Modista francesa que revolucionó la moda y el mundo de la alta costura de los años de entreguerras. Rompiendo con la acartonada elegancia de la Belle Époque, su línea informal y cómoda liberó el cuerpo femenino de corsés y de aparatosos adornos y expresó las aspiraciones de libertad e igualdad de la mujer del siglo XX.

Convertida desde los años 20 en la gran dama de la moda francesa, su influencia se extendería después en prácticamente todos los ámbitos, desde el corte de pelo hasta los perfumes, pasando por los zapatos y complementos. En cierto sentido, ella misma fue la principal modelo de su firma: delgada, con poco pecho y el pelo corto, con ropa ancha y cómoda, Chanel se convirtió en el prototipo de garçonne, en un símbolo de la mujer moderna, activa y liberada. Y la imagen de la misma Chanel fue admirada e imitada por millones de mujeres.
Biografía
Nacida en el seno de una familia humilde, a los 12 años perdió a su madre, víctima de la miseria y de los embarazos (Gabrielle tenía cuatro hermanos a los que llegó a pagar para que fingieran que no existían). Su padre, un vendedor ambulante, entregó a la pequeña Gabrielle al cuidado de unas monjas en un hospicio de Corrèze, donde pasó los siguientes seis años aprendiendo a coser. Para entonces, la que luego sería Coco Chanel se había convertido en una fantasiosa adolescente de diecisiete años que no aceptaba su pasado, y comenzó a inventar una biografía llena de novelerías.
Sus ansias de libertad e independencia la empujaron a abandonar el orfanato y a colocarse como dependienta en una mercería de Moulins, trabajo que compaginaba con sus actuaciones en La Rotonde, un lugar de diversión para los oficiales del ejército, donde dejaba oír su voz con temas como Ko ko ri ko y Qui qu'a vu Coco?, una tonadilla popular que narraba la historia de una muchacha que había perdido a su perrito Coco. Fue allí donde comenzaron a llamarla la petite Coco, el nombre con el que luego se haría conocida y entraría en la leyenda. Es posible que por esa misma época sufriera un aborto que le provocaría la esterilidad de por vida, hecho que sin embargo no ha podido precisarse.
Con apenas veintidós años, se enamoró perdidamente (aunque siempre lo negó) de Étienne Balsan, un joven burgués adinerado con el que mantuvo una relación de seis años. Balsan la arrancó de su vida provinciana para mostrarle una existencia de lujo y ocio entre fiestas y carreras de caballos. Pero Coco quería trabajar, así que habló con Balsan para que éste financiara la apertura de una sombrerería; mientras él maduraba la idea, ella aprovechó para fugarse a París con Arthur Boy Capel, un jugador de polo que era uno de los mejores amigos de su amante.
Ya en París, Mademoiselle Coco seguía aferrada a la idea de abrir una casa de modas; sin embargo, como Capel no tenía dinero, se vio obligada a pedírselo a su antiguo amante. En 1914 compró en las Galerías Lafayette varias docenas de sombreros que ella misma reformó y luego los sacó a la venta. Ante el inesperado éxito obtenido, no lo dudó ni un momento: lanzó su propia línea de moda, que consiguió notable aceptación entre sus clientes, muchas de las cuales eran antiguas amantes de Balsan.
Con los beneficios abrió su primera tienda en el número 21 de la rue Cambon y poco después se lanzó a la apertura de una segunda en la elegante y veraniega villa de Deauville, donde impuso su moda entre la gente "chic" de la época, y luego una tercera casa en Biarritz. Para entonces Coco tenía bajo sus órdenes a 300 empleados; pero, en el terreno sentimental, las cosas no le iban tan bien. Los rumores de infidelidad que corrían sobre Capel se vieron confirmados cuando él le comunicó que la dejaba por una aristócrata, con la que se casó en 1919.
Terminada la guerra, Gabrielle volvió a París, se instaló en el Hotel Ritz y se volcó en su negocio, que no tardó en hacer prosperar, ayudada por revistas y periódicos de todo el mundo que difundieron su estilo. En 1929, el crack de Wall Street obligó a reducir la plantilla de la empresa (que por entonces contaba con 4.000 trabajadores) a la mitad. Los precios de los exclusivos diseños de Chanel se redujeron considerablemente, pero ni siquiera de esta forma consiguió levantar la firma. Coco Chanel cerró sus salones y decidió marcharse a Norteamérica durante un tiempo, reclamada por el productor de cine Samuel Goldwyn, que le ofreció la posibilidad de vestir a las estrellas dentro y fuera de la pantalla.
Durante esta etapa pasaron por su vida Igor Stravinsky, el duque Dimitri de Rusia, el duque de Westminster (que la abandonó tras diez años de relaciones porque no podía darle hijos) y, finalmente, cuando ya tenía casi cincuenta años, el artista Paul Iribe, en el que creyó haber encontrado al hombre de su vida. Por desgracia, en 1933 falleció de infarto tras un partido de tenis.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial Coco hubo de cerrar de nuevo sus salones, pero continuó viviendo en la capital parisina. Conoció entonces a un diplomático alemán, Hans von Dincklage, que se convirtió pronto en su amante. En agosto de 1944 fue detenida bajo la acusación de colaboracionismo y, tras este episodio, se exilió en Suiza. Durante los años en que permaneció retirada del mundo de la moda asistió al triunfo del "New Look" que imponían de Christian Dior yCristóbal Balenciaga.
En 1954, con setenta y un años, reabrió su casa de modas porque, como le dijo a Marlene Dietrich, se aburría. Consumida por el reumatismo y la artritis, pero sin haber dejado ni un momento de poner alfileres (Coco no sabía dibujar ni hacer bocetos, de forma que creaba sus diseños sobre las propias modelos), murió el 10 de enero de 1971. Ese día había salido con su amiga Claude Baillen a dar un paseo; cuando regresaron, fatigada, Coco se tendió en su cama del Hotel Ritz y le dijo: "Mira, así se muere".
El estilo Chanel
Cuando el 28 de junio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, Coco se dio cuenta que los nuevos tiempos exigían un estilo mucho más deportivo y funcional, adaptado a las nuevas circunstancias. Lo primero que hizo fue suprimir el corsé del traje femenino para dar mayor libertad de movimientos a las mujeres. Dos años más tarde introdujo el punto en sus colecciones, un tejido que nadie había utilizado hasta entonces para la alta costura pero que encantó a sus clientes. Con punto confeccionó el jersey, una prenda casi masculina, que fue seguida de la charming chemise dress, un vestido-camisa sin cintura ni adornos que realzaba el busto femenino, sobre el que se imponía llevar perlas.
Sus innovaciones fueron aún más lejos: no sólo se atrevió a acortar la longitud de las faldas y a descubrir el tobillo femenino, sino que forzó las mujeres a cortarse el pelo cuando una noche apareció en la Ópera con el cabello corto. Acababa de crear el estilo garçon, que marcó el final de una época. Tuvo la audacia de exponerse al sol cuando el broceado se consideraba sinónimo de plebeyez, y también de imponer su extrema delgadez (fruto, por otra parte, de las privaciones que le imponía la guerra) a todas sus clientes.
En este innovador estilo realizó faldas plisadas de estilo marinero, trajes de talle bajo, pijamas playeros, impermeables e, incluso, ¡pantalones femeninos! Fue ella quien lanzó el impermeable, los trajes de tweed escocés con bisutería llamativa, el zapato de punta redonda y, por supuesto, el célebre bolso con cadenitas doradas que se llevaba en bandolera. Creó también el célebre traje negro (la petite robe noire) que, en diversos modelos, ha sido desde entonces portada de todas las revistas de modas. Y no cabe olvidar el conjunto que lanzó en 1925 y que se convertiría en la estrella de la firma: un traje con falda y chaqueta a juego, de manga larga, sin cuello y ribeteado.
Otro de los revolucionarios aportes de Chanel a la moda femenina fue el zapato de tacón bajo. Fue un lanzamiento subversivo, en plena década de los años cincuenta, cuando los zapatos de tacón de aguja se hallaban en su apogeo. Junto a Raymond Massaro colaboró en la creación de un modelo de zapato realizado en dos tonos: el cuerpo y la parte del talón eran de color beige para alargar ópticamente la pierna, mientras que la puntera de color negro hacía que el pie pareciese más pequeño.
Con todo, el vástago más famoso de la Maison Chanel nació en 1923, fruto de la unión con Ernest Beaux: el perfume Chanel nº 5. Se trataba de una mezcla única de aldehídos y sustancias florales destinada a terminar de una vez con los afectados polvos perfumados de violeta de las décadas precedentes. Elevado a la categoría de mito en su tiempo y aún hoy uno de los más vendidos del mundo, su inmenso éxito facilitó el sostén de su imperio. Fue la actriz Marilyn Monroe quien convirtió la fragancia en un símbolo cuando, durante una entrevista, aseguró a los reporteros que unas gotas del nº 5 era lo único que llevaba puesto para dormir.
Luego llegaron otros perfumes, el nº 22, el nº 19 (que conmemora la fecha del nacimiento de Madame), Cristalle y Antaeus (para hombre). Ya después de su muerte, y gracias a Karl Lagerfeld, la casa Chanel pudo recobrar, a partir de 1983, su anterior esplendor. La firma lanzó en 1984 Coco, denominado así para continuar con la tendencia impuesta por ella de asociar su nombre al de sus aromas; y en 1990 nació Egoïste, una esencia para hombre que consiguió dominar el mercado durante los últimos años del siglo XX.

Siglo XX y Coco Chanel

En el Siglo XX las guerras y las revoluciones sociales trajeron cambios definitivos en la industria de la moda.


El cambio más importante quizás haya sido la lucha de la mujer contra las restricciones políticas y sociales, esto indiscutiblemente se manifestó en la relación femenina con el vestuario. Es así que en los primeros años del siglo XX desapareció el corsé y volvió la silueta natural de la mujer pudiendo mostrar sus piernas.

En los años 30 la modista francesa Coco Chanel reinvento la forma de vestir de la mujer al agregar a su guardarropa una prenda que hasta el momento había sido exclusivo de los caballeros: los pantalones.

Desde ese momento todo ensayo en el vestir ha sido considerado como moda. En estos últimos tiempos, la estrecha vinculación de la industria de la ropa con la publicidad ha transformado a la moda y la fabricación textil en una de las industrias más importantes del mundo, alcanzando cifras de facturación que no eran imaginadas en un principio.


miércoles, 27 de enero de 2016


EL JEAN,TODA UNA REVOLUCIÓN
   Desde los años setenta el jean ya era para las textileras nacionales un tema de investigación y producción. Éstas sometieron la tela a múltiples tratamientos: blanquéandola para obtener diversos tonos; raspándola para que se vean los hilos creando diversos efectos visuales con estos hilos. Tal ha sido su crecimiento que hoy en día el 30 por ciento de la facturación mensual de Fabricato Tejicóndor es por tela índigo. La fábrica produce al mes tres millones de metros de tela para jeans destinados al mercado local así como al internacional.
    ETAPAS

EL PIONERO
  1853. Levi Strauss se inventó en 1853 un pantalón de cintura alta para los mineros.


El 501, el original

  1872. Strauss usa algodón azul y David Jacobs le pone el sello: los bolsillos traseros y los remaches.

Los cowboys

  1930. John Wayne representa al vaquero de estilo propio, chaleco y pañoleta al cuello


Los rebeldes 1951.
  James Dean encarna al chico malo de Rebelde sin causa. Entra a Francia 1968.La revolución de mayo vistió a los jóvenes de jean y legitimó su entrada a la meca de la moda.

De subasta 1999.
  Christie´s remató dos pares de jeans que usó Marilyn Monroe en Los inadaptados (1961): fueron adquiridos por Tommy Hilfiger.

Los jeans para ellas
     Las mujeres no se pudieron resistir a esta prenda, por lo cual en 1939 contaron con su propio pantalón de cremallera lateral. 

Ronald Reagan
  Hasta el presidente de Estados Unidos en 1981 durante sus años de actor en Hollywood se dejo tentar por los famosos jeans.



EL JEAN

    Una de las prendas más relevantes del siglo XX y que sigue mandando la parada no tuvo una cuna ni refinada, ni femenina, sin embargo, revolucionó la industria e impuso su estilo.

    El inmigrante alemán Levi Strauss nunca se imaginó que fundaría un emporio al crear unos pantalones de algodón para los buscadores de oro del oeste norteamericano. Pero lo hizo y la cultura popular se lo apropiaría con imágenes de hombres rudos y mujeres rebeldes ataviados con el inigualable pantalón denim: John Wayne, James Dean, Marlon Brando, Elvis Presley y Marilyn Monroe fueron su símbolo. Pero, para la moda la popularidad no era suficiente. Fue necesario que llegara la revolución de mayo de 1968 en Francia. “El mundo cambió: Europa aceptó el jean y a partir de ese momento se volvió un estatus, hasta hoy”, asegura Pilar Castaño. Y es cierto. Fue Gloria Vanderbilt la que lo volvió prenda de diseño. Elio Fiorucci le incluyó taches o angelitos y experimentó con el índigo, ideas que heredaron los diseñadores y las marcas que se quedarían con el negocio, Calvin Klein, Marithé François Girbaud, Tommy Hilfiger, Donna Karan, Moschino, Diesel… Hoy no hay ropero que se considere completo sin uno o varios jeans que sirvan para todas las ocasiones. Lograron colarse como la prenda democrática, como el símbolo de una época, una que se prolonga y que no planea desecharlos. No todavía.

martes, 26 de enero de 2016


POR JULIAN POSADA 
Cuando París era el centro cultural del mundo y los diseñadores dictaban la pauta sobre el vestir, la alta costura inició una práctica que aún hoy, a pesar de su anacronismo, se niega a morir: la obsesión por lo hecho a mano. Las grandes casas están dispuestas a invertir hasta 1.500 horas de trabajo manual para convertir en realidad el sueño del diseñador que busca representar una época a través de formas y materiales. Eso fue lo que hizo Yves Saint Laurent en plena revolución sexual de los años sesenta del siglo pasado, al crear blusas transparentes para las mujeres, como si fuesen la radiografía de su nueva condición, o al proponer el esmoquin que tomó del vestuario masculino y entregó a la mujer como símbolo de la última conquista que todavía le quedaba pendiente. También lo hizo
Chanel, cuando creó el vestido negro “multifuncional” y los pantalones de tejido de punto para
la mujer, anticipándose a las necesidades de movilidad y confort, al democratizar y ennobler
los materiales “humildes”.
TENDENCIAS DE PASARELA  
 Este ejercicio creativo que algunos llaman arte se exhibe a través del ritual de la pasarela que se repite al menos dos veces al año durante cada estación.
Antes se desfilaba en silencio mientras se elegían los modelos que serían reproducidos por las grandes cadenas de almacenes. Hoy el desfile se ha vuelto una estrategia  ruidosa de mercadeo que busca poner en escena de forma teatral el concepto que inspiró la colección. Ahora todo se desarrolla en quince minutos frenéticos
durante los cuales se invierten millones de dólares
que garantizan que todos los ojos estén puestos encima
y que la marca logre vender, además de sus diseños, joyas, carteras y perfumes... Por su naturaleza cambiante, la moda propone formas,
materiales, siluetas, colores y modelos de comunicación de una forma más arriesgada que muchas otras artes decorativas. En ella se suman la fotografía,
el maquillaje, la escenografía, la música, la imagen
en movimiento… Y sin embargo, son el accesorio
y el vestido los que nos permiten asumir los papeles
y las identidades que cambian día a día.

viernes, 22 de enero de 2016

SILUETAS DE CADA ÉPOCA



La moda reta al cuerpo y lo transforma, lo sujeta, lo aprisiona, lo libera, lo dibuja, lo desnuda, lo alarga, lo adelgaza. Las siluetas ejemplifican la época y evidencian las costumbres. En la Primera Guerra Mundial, para permitirle a la mujer desempeñar oficios
masculinos, hizo al cuerpo funcional y creó el overol y la falda pantalón. Más tarde, para dejarla bailar tango o fox trot, diseñó trajes cuadrados y de cintura baja que se asemejaban a la estética Déco; dotó al cuerpo de prótesis a manera de hombrera para hacerlo masculino según los cánones visuales del fascismo o los de los poderosos años ochenta; lo ciñó con corpiño en los cuarenta como un ansia de soñar durante lapos guerra; lo adelgazó y lo aniñó en los sesenta para permitirle a Twiggy lucir las expresiones mini de la cultura juvenil. Luego lo hizo musculoso a través del baile en los ochenta para que las supermodelos ejemplificaran a las super mujeres y lo convirtió en un objeto enfermizo e indeseable pero ansiosamente imitable en los noventa; acolchó las formas que lo cubren en senos, pelvis y glúteos para entregarles “beneficios” a las que nada tienen. Lo hizo lienzo para manifestar la
ansiedad y el desencanto de las tribus urbanas ante el desempleo en la Inglaterra punk de los setenta
o en la Seattle grunge de los noventa a través de piercings y tatuajes. El cuerpo ha definido cada
momento de la historia